dimarts, 23 d’agost del 2011

Que me quiten lo bailao.

Hay personas, con muy buena voluntad, que se machacan las cejas para hacernos llegar a nuestros correos electrónicos paisajes idílicos, músicas relajantes o frases pomposas con la intención de que veamos, oigamos y leamos lo que nunca se nos ocurriría oír, ver y leer. Si además les anexan, envíalo a diez amigos, si no lo haces, padecerás cinco años de desgracias, la propuesta deja de tener su gracia.

La última. Pásalo. Los hombres pierden la salud para amasar dinero y luego se lo gastan para recuperarla. Piensan ansiosamente en el futuro y olvidan el presente de tal forma que acaban por no vivir ni el presente ni el futuro. Viven como si nunca fueran a morir y mueren como si nunca hubieran vivido, afirmando ser el mismísimo Buda su autor.

Desconozco la paternidad o maternidad de la frasecita. Si es de Buda o cualquier otro endiosado sabio, me la trae al pairo. Me parece inteligente, obvia, simplona y conservadora. Dudo de que fuera escrita por puño excelso. De lo que si estoy seguro es que no lo fue por humano hipotecado y precario empleo.

Detrás de ella se esconde la moralina de quién pretende conformarnos a base de frases hechas, propuestas perfumadas y encantos semánticos.

Creo que lo que nos pretendía transmitir el sabio era que: existen hombres que se gastan el dinero amasado en cuidar su salud y el que le queda, lo utiliza para mantenerla. Piensan ansiosamente en el futuro y disfrutan el presente de tal manera que su vida vale por la de dieciocho. Viven como si nunca fueran a morir y si mueren, nos dicen en su último suspiro, que me quiten lo bailao.

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